Italia se queda sin gas frente al frío, literalmente. La reducción, en un 18%, del flujo del combustible que habitualmente llega desde Rusia y el aumento del consumo provocado por las bajísimas temperaturas que sufre todo el país han encendido la luz de emergencia. El gobierno italiano, con la bendición de la Unión Europea, está empezando a poner en marcha varias medidas de choque, entre las que destaca un aumento de la importación de gas argelino, la utilización de petróleo para hacer funcionar las centrales eléctricas y –en una decisión polémica—la reducción del suministro a las empresas en beneficio de los particulares.
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