A los 30 años y atravesando un momento muy duro en su vida, la protagonista del reality show Keeping up with the Kardashians comenzó a ir a la Iglesia una vez por semana para rezar y encontrar consuelo en la religión junto a algunas celebridades con las que conformó un grupo de oración.
Pero como es tal vez una de las famosas más seguidas por los paparazzis, Kim tenía varios fotógrafos aguardando por ella en la puerta de la Iglesia para captar sus imágenes. Ella sonrió como de costumbre y no imaginó que le iban a tomar una foto de espaldas en la que iba a quedar bastante expuesta.
El viento levantó su vestido y se pudo ver un short un tanto anticuado para una chica de su edad. Pareciera ser una trusa, aquellas bombachas inmensas que suelen usar las señoras mayores. Tal vez esa prenda íntima es la única que puede contener a su admirada anatomía.