Los candidatos saben que tienen que estar ahí: deben tener -por lo menos- una cuenta en Twitter y otra en Facebook. Se trata de herramientas para dar a conocer sus propuestas e interactuar con sus seguidores, algo importante e imprescindible en estos tiempos… aunque muchos no sepan exactamente para qué.
Hay que empezar diciendo que ya no son una novedad.
En la campaña presidencial estadounidense de 2008, el equipo de trabajo y los partidarios del entonces candidato Barack Obama supieron cómo sacarle provecho a las redes sociales, un concepto que aún era difuso para mucha gente.
En la actualidad, “lo que sí es innovador es que existe una masa crítica, una gran cantidad de usuarios que saben usar esas herramientas. Ya no se trata de unos tipos raros en internet”, dice el periodista Luis Carlos Díaz, quien es docente de nuevas tecnologías, ciberactivismo e infociudadanía.
En conversación con BBC Mundo, Díaz explicó que el poder de las redes sociales tiene dos dimensiones distintas. Por un lado pueden ser un termómetro de la opinión pública, y por el otro, tienen un gran poder de movilización.
“El nuevo reto de los ciberactivistas es convertir la información en acción”, lo que significa que para ganar las elecciones hace falta mucho más que ser exitoso en Twitter.
Cortesia de BBC