Un año después de la brutal derrota que sufrieron en el último minuto, los Ravens de Baltimore están de regreso y enfrentarán a los Patriots de Nueva Inglaterra en una revancha por el campeonato de la Conferencia Americana; confían en que la suerte les cambie y que el domingo logren su boleto al Super Bowl.
Por su parte, los Falcons de Atlanta disputarán apenas por tercera ocasión el campeonato de la Conferencia Nacional cuando reciban a los 49ers de San Francisco. Los 49ers tienen la oportunidad de escribir una nueva página gloriosa y sumarse a sus predecesores magníficos que conquistaron cinco Super Bowls en las décadas de 1980 y 1990 bajo la batuta de gigantes como Joe Montana, Jerry Rice y Steve Young.
Nueva Inglaterra es favorito por nueve puntos y medio para alcanzar su sexto Super Bowl en la era de Tom Brady-Bill Belichick.
El quarterback y el entrenador de los Patriots acumulan juntos foja de 3-2 en partidos del Super Bowl, pero las últimos dos encuentros fueron derrotas ante los Giants de Nueva York.
Con seguridad este antecedente molesta a ambos hombres que, salvo ese detalle, han sido dominantes en la NFL las últimas 12 campañas.
Los Patriots nunca han perdido sus anteriores partidos en casa en Foxborough por el campeonato de la Conferencia Americana.
Estuvieron a punto de caer en enero pero Lee Evans no logró sujetar un pase en la zona de anotación en el momento definitivo para la victoria que habría impulsado a los Ravens a su segundo Super Bowl y primero desde que lo conquistaron en 2001.
Nueva Inglaterra moverá el balón contra Baltimore y podría recurrir a avances con carreras más a menudo que antes.
Stevan Ridley llegó las 1.000 yardas esta temporada, un activo fuera de serie en los Patriots, en tanto que los Ravens ya no poseen todo el poder que tenían para para frenar a un jugador de esas características.
Con la fusión de Shane Vereen y la consistencia de Danny Woodhead, si éste está bien físicamente, los Patriots también tendrán profundidad en el juego por tierra.
La pérdida del estelar tight end Rob Gronkowski —que se rompió el brazo en la paliza que propinaron a Houston la semana pasada— será perjudicial para los Patriots, pero no de manera abrumadora.
Aarón Hernández aporta solidez en las recepciones en tanto que fue ejemplar el bloqueo de Michael Hoomanawanui.
Los Falcons jamás han conquistado el Super Bowl. Sólo han disputado ese encuentro una vez con el equipo carismático conocido como los “Dirty Birds” que sorprendentemente alcanzó la final en 1999, pero la perdieron en el último partido de John Elway con Denver.
Aunque los Falcons son cabeza de serie en la Conferencia Nacional y juegan de locales, están abajo tres puntos en las apuestas frente a los 49ers, que se vieron imparables en la derrota que infligieron la semana pasada a los Packers de Green Bay en la ronda divisional.
Si los Falcons ganan como hicieron el domingo contra Seattle, podrían volverse los favoritos esta semana.
Atlanta casi echa a perder ese triunfo. Pero los Falcons son en verdad buenos como lo muestra su avance de último minuto que preparó el gol de campo de 49 yardas de Matt Bryant. El punto es que San Francisco es simplemente mejor.
De los cuatro equipos restantes, los 49ers son los más equilibrados. Tienen la mejor defensa; sólo la unidad de Seattle realmente les opuso resistencia entre todos los equipos de la postemporada.
Atlanta tendrá dificultades para avanzar corriendo frente a Patrick Willis, Justin Smith, NaVorro Bowman y compañía, y para detener al sensacional quarterback de San Francisco, Colin Kaepernick.
Así que los Falcons recurrirán al juego aéreo, una decisión correcta cuando se tiene a jugadores especialistas como Tony González, Roddy White y Julio Jones.