Gates y Slim apoyan la “revolución verde”

TEXCOCO, México (AP) — El centro de investigación que fue responsable en gran parte del lanzamiento de la “revolución verde” de la década de 1960 y que elevó drásticamente los rendimientos de los cultivos está recibiendo el apoyo de los hombres más ricos del mundo para que desarrolle semillas genéticamente modificadas que ayuden a los agricultores del mundo en desarrollo cosechar más grano ante el desafío del cambio climático y la creciente demanda.

El presidente de Microsoft, Bill Gates, y el magnate mexicano de las telecomunicaciones Carlos Slim donaron un total de 25 millones de dólares para construir una nueva unidad de laboratorios de biotecnología en el Centro Internacional para la Mejoramiento del Maíz y Trigo (CIMMYT), en Texcoco, México.

Las instalaciones incluyen invernaderos con “filtros de partículas de aire de alta eficiencia y una planta de tratamiento de agua para evitar que material genéticamente modificado escape hacia el exterior”, de acuerdo con un comunicado de las fundaciones de los multimillonarios.

Ambos filántropos asistieron el miércoles a la inauguración de los nuevos laboratorios en el CIMMYT, justo al este de la capital mexicana.

Fue otro momento histórico para los cultivos genéticamente modificados, porque el CIMMYT —que trabaja sin fines de lucro— se ha vuelto conocido en los últimos años por proveer semillas mejoradas de bajo costo a través de esfuerzos de hibridación, utilizando sus vastas reservas de maíz nativo y genes de trigo de todo el mundo para aprovechar los mejores atributos, como la resistencia a la sequía.

Sin embargo, cada vez más, el empalme genético se suma a las técnicas de polinización, más antiguas, como “una de las herramientas en la caja de herramientas”, dijo el director del CIMMYT, Thomas Lumpkin.

Aunque Lumpkin aseguró que incluso la hibridación representa una especie de modificación genética a través de la siembra y el cultivo selectivos, dijo que el CIMMYT todavía no ha producido alguna semilla genéticamente modificada y reconoció que algunos países podrían tener preocupaciones.

“Queremos facilitar el movimiento de aquellos rasgos genéticos a los países del mundo en desarrollo que los soliciten”, dijo Lumpkin. “Nada está siendo presionado o forzado y el CIMMYT no obtendrá ganancias por ello”.

Gates dijo que hay “cuestiones legítimas, pero solucionables” acerca del uso de cultivos genéticamente modificados y que esas soluciones podrían incluir distribuir este tipo de cultivos que están patentados pero no requieren el pago de regalías.

Por su parte, Aleira Lara, de Greenpeace México, dijo que “bajo el disfraz de filantropía, lo que están haciendo es promover el uso de cultivos transgénicos con la retórica de acabar con el hambre en el mundo”.

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