SAN FRANCISCO (AP) — Era la deuda pendiente del béisbol dominicano: un trofeo que convalidara la condición de ser el país extranjero que da más peloteros a las Grandes Ligas.
Tantos ganadores de premios al Más Valioso, Cy Youngs y un Salón de la Fama como Juan Marichal. Con 95, República Dominicana volvió a liderar la cifra de jugadores nacidos en el exterior al inicio de la pasada temporada.
Con todo, faltaba el campeonato en una gran cita internacional para acabar de inflar el pecho. Eso llegó el martes por la noche, al conquistar el título de la tercera edición del Clásico Mundial de Béisbol tras vencer 3-0 a Puerto Rico, su eterno rival caribeño. La consagración fue enfática, con una marcha inmaculada de ocho victorias en los partidos que disputaron.
“Este es el mejor regalo que le podemos dar a la República Dominicana”, dijo el manager Tony Peña, luego de atender una llamada de felicitaciones del presidente Danilo Medina.
“Vamos a disfrutar cada momento, porque no sabemos si este grupo podrá juntarse otra vez. Yo lo dudo”, añadió.
La expectativa por el Clásico alcanzó ribetes excepcionales en la República Dominicana, con Peña diciendo que el país se paralizó. Unos 50.000 fanáticos se congregaron para ver el juego en pantallas de televisión instaladas dentro y fuera del Estadio Quisqueya de la capital, Santo Domingo.
El jolgorio se hizo sentir bajo la lluvia en el AT&T Park de San Francisco, ciudad donde los hermanos Felipe, Jesús y Mateo Alou hicieron historia al actuar como jardineros de los Gigantes durante varios juegos.
“Mañana será feriado nacional”, dijo Moisés Alou, el gerente del equipo. “Esta es una victoria enorme”.
Alou y Peña fueron los responsables de asumir el desafío de enterrar el amargo recuerdo de hace cuatro años, cuando el seleccionado decepcionó al quedar eliminado en la primera ronda.
“Cuando me nombraron manager del Clásico, yo dije que bastaba ya que la República Dominicana, siendo de los países que produce más jugadores de béisbol, pasara vergüenza”, dijo Peña. “Gracias a Dios que este grupo de hombres logró lo que nosotros queríamos: poner a nuestro país en lo más alto. Este trofeo lo dice todo”.
En medio de tantas actuaciones individuales y colectivas, la figura principal fue Robinson Canó. El segunda base de los Yanquis coronó un Clásico de ensueño como el Jugador Más Valioso del torneo al batear para .469 (15 de 32) con dos jonrones, seis remolcadas, seis anotadas y dos dobles. Batió el récord de más hits en una sola edición.
“Esta noche vamos a celebrar y también mañana, y el jueves nos vamos a preocupar de los entrenamientos de primavera”, dijo Canó.
También sobresalió el cerrador Fernando Rodney, con una cifra récord de siete salvamentos. El bullpen simplemente no dio libertades, culminando el torneo con una racha de 25 innings y dos tercios sin permitir anotaciones. Los lanzadores quisqueyanos toleraron apenas seis carreras limpias en sus últimos cinco juegos, neutralizando a la oposición a un promedio al bate de .134. La efectividad de todos sus pitchers fue la mejor del certamen, con 1.75.
“Finalmente pudimos hacer lo que todos esperaban en Dominicana”, afirmó el torpedero José Reyes. “Nunca hubo duda alguna. Siempre confiamos en nuestro talento”.