MOSCU (AP) — Poder repetir la euforia seductora del programa de atletismo de los Juegos Olímpicos de Londres era en principio una asignatura casi que imposible.
Pero el coctel de malas noticias para los organizadores del Mundial de Moscú ha sido demasiado fuerte: escándalos de dopaje que tumbaron a varias figuras de renombre, bajas por lesiones y la indignación en el extranjero provocada por la promulgación en Rusia de una ley anti-gay.
Hay inquietud de que la justa bienal tampoco está generando entusiasmo en la ciudad anfitriona, pese a que Rusia es una de las grandes potencias del deporte.
Pero tranquilos. Existe alguien llamado Usain Bolt.
Por las grandes avenidas moscovitas se pueden apreciar carteles con la imagen del carismático velocista jamaiquino, dueño del récord mundial de los 100 y 200 metros. Los mismos, sin embargo, promueven algo que no ocurrirá: un duelo contra Yohan Blake, su compatriota que se consagró campeón mundial en Daegu hace dos años, cuando Bolt fue descalificado en la final de los 100 por una salida en falso.
Descartado por una lesión, Blake no es el único ausente de relevancia. Tyson Gay y Asafa Powell no se presentan tras dar positivo en controles antidopaje.
Bolt tiene la ruta despejada para nutrir con más oro su colección personal de títulos. Va por tres. Además de poseer los tiempos más rápidos de la temporada en los 100 y 200, el tercero puede llegar con el relevo 4×100.
Con siete medallas ganadas en mundiales, Bolt necesita ganar tres preseas de cualquier color para igualar a Carl Lewis como el atleta varón más laureado en la historia de los campeonatos con 10.
Tal vez pueda eclipsar sus récords mundiales, de 9.58 segundos en los 100 o de 19.19 en los 200.
Las eliminatorias de los 100 metros se pondrán en marcha el sábado, primer día del Mundial. Las semifinales y la gran final se disputarán el domingo.
Bolt no se inmuta con lo que ocurre a su alrededor.
“Tener a los mejores del mundo en las finales siempre es lo mejor”, afirmó. “Pero tengo que enfocarme en lo mío y eso consiste en ganar tres medallas de oro”.
Como se plantean las cosas, el único rival capaz de frustrar los planes de Bolt es Justin Gatlin, el estadounidense que ganó el oro olímpico en Atenas 2004 y que luego estuvo suspendido por dopaje. Gatlin le ganó este año a Bolt en Roma y desea demostrar que ese resultado no fue pura casualidad.
“Hay gente que quiere ver perder a Bolt y hay gente que no quiere verle perder”, comentó Gatlin. “Siempre está la presión de buscar siempre la perfección”.
El atletismo precisa que Bolt no falle en todos los sentidos. Que siga cosechando victorias con récords incluidos. Que no cometa el pecado de doparse.
Gracias a las gestas de Bolt y David Rudisha, los Juegos de Londres dejaron al deporte en un momento de éxtasis envidiable. Lamentablemente, 12 meses después, la situación es desmoralizadora.
Una lesión dejó fuera a Rudisha, el keniano que reina en los 800 metros. Oscar Pistorius, el sudafricano que entusiasmó al mundo al correr con prótesis por sus piernas amputadas, espera ser enjuiciado por el asesinato de su novia Reeva Steenkamp en el Día de San Valentín.
Y una ráfaga de casos de dopaje pinchó el globo. A los positivos de Gay y Powell, se sumaron los de las sprinters jamaiquinas Veronica Campbell-Brown y Sherone Simpson, más suspensiones por doquier en Turquía e India.
Mientras hay voces que opinan que los tramposos no se salen con la suya, otros consideran que apenas se raspa la punta del témpano en cuanto al dopaje y que se trata de una guerra perdida.
El mes pasado, un estudio de la Universidad de Adelaida en Australia llegó a la desalentadora conclusión de que los controles que se realizan están condenados al fracaso y que sólo se hacen para guardar las apariencias. Según el estudio, para pillar a alguien que se dopa, se necesitaría de hasta 50 controles al año, lo que implica un costo sideral.
“El actual sistema de controles antidopajes es inadecuado para acabar con el dopaje”, dijo Maciej Henneberg, uno de los coautores del estudio. “Pareciera que los reglamentos antidopaje están ahí más que nada por la percepción, para demostrar que se está haciendo algo. En la práctica, la política antidopaje está condenada a fracasar”.
Aunque Bolt es la estrella excluyente de la cita en Moscú, hay otras figuras a la que se debe prestar atención en el estadio Luzhniki.
—La rusa Yelena Isinbayeva, dueña del récord mundial del salto con pértiga y campeona en dos olímpiadas, planea retirarse tras el Mundial y quiere despedirse frente a sus compatriotas con un título.
—El británico Mo Farah, otro de las figuras de Londres, busca el doblete en los 5.000 y 10.000 metros.
—La nigeriana Blessing Okagbare aspira a un triplete inédito en los 100, 200 y salto de longitud.
—Con la novedad de invitaciones para ganadores de competencia de la Liga Diamante, hay países con cuatro representantes en una modalidad. ¿Qué tal un 1-2-3-4? Es algo que podría darse con Jamaica en los 200 masculinos, con Estados Unidos en los 100 vallas y con Kenia en los 3.000 metros con obstáculos.