BUENOS AIRES (AP) — A sólo unas horas de que muestre sus últimas cartas ante la justicia de Estados Unidos en el caso de su deuda multimillonaria, el gobierno argentino de la presidenta Cristina Fernández parece estar preparando una respuesta que, según los analistas, podría sumir al país en otro catastrófico incumplimiento financiero.
Argentina tiene hasta el viernes a medianoche para proponer cómo satisfacer el pago de 1.400 millones de dólares otorgado por la justicia estadounidense a demandantes que durante una década han insistido en cobrar su deuda completa, además de intereses y penalidades, que el gobierno argentino les adeuda desde su mora del 2002 con la que estableció un récord mundial.
Los funcionarios gubernamentales no anticiparon públicamente sus planes esta semana, pero han insistido en que los demandantes, a los que consideran “fondos buitres”, no deberían recibir más que lo que aceptaron el 92% de los acreedores restantes en 2005 y 2010 a cambio de sus bonos en mora: un paquete de nuevos bonos que inicialmente valían menos de 30 centavos por cada dólar que se les debía.
Los datos exactos probablemente no se conocerán hasta poco antes de que venza el plazo, aunque la prensa argentina ha reportado los rasgos generales: en vez del pago en efectivo ordenado por los tribunales, el gobierno ofrecerá nuevos bonos que no madurarán hasta en 35 años. Y en vez de pagar la deuda completa, insistirá en no pagar más del 30% de la misma.
De confirmarse, esto constituiría un desafío a los tribunales federales estadounidenses, según los analistas de Wall Street.
Argentina podría seguir apelando, pero la Corte Suprema de Estados Unidos tiene nutridos antecedentes de no haber aceptado casos similares. Y eso podría ser “suicida” para la economía argentina, dijo el analista financiero Josh Rosner, director gerente de Graham Fisher & Co. en Nueva York.
“El tribunal buscaba algo sencillo, como por ejemplo: no vamos a pagarles en una sola suma, sino que vamos a hacer pagos trimestrales por la suma total de 1.400 millones de dólares a lo largo de tres años. No estaban buscando una financiación creativa en la que Argentina forzara un nuevo bono”, dijo Rosner. “¿Qué pasaría si alguien recibiera ese nuevo bono y el gobierno argentino incumpliese al día siguiente?”
Otros analistas manifestaron preocupaciones similares en Argentina, donde eso de desafiar a los “fondos buitres” es políticamente muy popular, pero económicamente peligroso.
“Si ello sucede, acorrala a Argentina a que tome la decisión de acatar o entrar en default técnico, escenario que va a aumentar el riesgo país y a deteriorarse aún más el precio de los títulos públicos, así como conducir a que el dólar paralelo aumente aún más”, comentó el economista Ramiro Castiñeira. “Este no es el momento más propicio para correr esos riesgos”.
El tribunal de apelaciones ya falló en octubre a favor de NML Capital Ltd., un fondo de riesgos operado por el multimillonario Paul Singer, basando su decisión en la cláusula “parri passu” en los contratos de los bonos en mora, que en latín significa tratar por igual a todas las partes, en este caso los poseedores de bonos.
Está bien, ha reiterado el ministro de Economía Hernán Lorenzino durante su apelación: tratar igual a todos significa que Argentina pagará a los demandantes lo mismo que los demás acreedores recibieron en 2005 ó 2010.
Esos acreedores han ido cobrando y han recuperado buena parte de sus inversiones originales a lo largo de los años. Pero Argentina al parecer insistirá en que los demandantes empiecen a recibir lo mismo con lo que comenzaron los otros acreedores hace años y no con lo que han recibido hasta la fecha, dijo Castiñeira.
“A menos que (el gobierno argentino) entable negociaciones bilaterales, probablemente se encamina a un default”, dijo Rosner.
“Creo que será importante que el gobierno argentino se dé cuenta de que ofrecer un nuevo bono es totalmente ajeno a lo que el tribunal pidió, demandó o aceptará”, agregó. “Tiene que saber que no puede ganar esto”.
La presidenta Fernández y su equipo económico están orgullosos de haber reducido drásticamente la carga de la deuda externa y que nunca dejaron de cumplir con los pagos de los nuevos bonos que su gobierno emitió a cambio de la deuda incumplida. Pero todavía debe miles de millones de dólares a otros acreedores, y mientras no zanje dichas deudas, su economía se verá acosada por enormes intereses, agregó Rosner.
Debido a su reputación dañada, Argentina ha tenido que mirar hacia adentro, esencialmente tomando prestado de su propio pueblo, aumentando la inflación y tratando de manejar su economía crecientemente aislada por medio de una modificación frecuente de las reglas para el cambio de divisas, importaciones y exportaciones, fijación de precios y pago de impuestos.
Los argentinos se sienten cada vez más atrapados por los controles del gobierno, y las empresas extranjeras están siendo ahuyentadas.
La mayor inversión extranjera individual en Argentina, un proyecto de 6.000 millones de dólares de la mina Río Colorado, con inversiones ferroviarias y portuarias para distribuir fertilizantes en Brasil, fue suspendida este mes por Vale S.A., la segunda compañía minera más grande del mundo. Los ejecutivos culparon a la inflación elevada e imprevisible y a los controles de divisas por el despido de más de 4.000 empleados, pese a haber invertido más de 1.000 millones de dólares y haber completado el 40% de la construcción.
“Imponen controles a causa de estas batallas ideológicas innecesarias”, dijo Rosner. “Mi actitud como analista es que no me importa si Argentina está en lo cierto ética o intelectualmente. No importa. A esta altura, tiene que cuidar de su población. ¿Cómo se provee a la población? Uno consigue inversiones extranjeras directas y hace que Vale se quede en el país y construya”.
“Hay una solución más fácil”, agregó. “El gobierno podría decir ‘nosotros hemos luchado por lo que creíamos era justo y equitativo, pero por el bien de Argentina debemos dejar esto de lado para poder normalizar nuestras relaciones con los mercados internacionales a fin de iniciar negociaciones con las compañías que tienen demandas contra nosotros, con los árbitros del Banco Mundial, con el Club de París, con el FMI, porque a la larga el único medio en que podemos proteger las vidas de los argentinos que hemos jurado proteger es no seguir por este camino peligroso”’.