CIUDAD DEL VATICANO (AP) — Benedicto XVI tuvo el miércoles una emotiva despedida en su última audiencia general en la Plaza de San Pedro, donde recordó los momentos de “alegría y luz” durante su papado, pero también los tiempos de grandes dificultades. El papa también agradeció a los fieles por respetar su decisión de retirarse.
Decenas de miles de personas, algunas portando pancartas diciendo “Grazie!” (Gracias), atestaron la plaza para darle un último adiós a Benedicto XVI y unirse a la cita que encabezó cada miércoles durante ocho años para hablar al mundo acerca de la fe católica.
El papa evidentemente disfrutó de la multitudinaria despedida. Benedicto XVI llegó a la plaza en el papamóvil, rodeado de guardaespaldas. En cierto momento se detuvo a besar y bendecir a una decena de bebés, con la ayuda de su secretario.
Unas 50.000 entradas fueron solicitadas para que los peregrinos pudiesen asistir a la última audiencia semanal de Benedicto XVI, pero los medios italianos estimaban que el número real de personas que asistieron podría haber sido del doble.
Para estar a tono con el momento histórico, Benedicto XVI cambió de rumbo y el miércoles no impartió su habitual lección de catecismo. En su lugar, hizo de su última presentación en la Plaza de San Pedro un acto personal, explicando una vez más por qué es el primer papa que renuncia en 600 años y exhortando a los fieles a orar por su sucesor.
“Amar a la Iglesia significa también tener el valor de tomar decisiones difíciles y dolorosas, anteponiendo siempre el bien de la Iglesia, no el de uno mismo”, expresó el papa ante un estruendoso aplauso.
Recordó que cuando lo eligieron papa el 19 de abril de 2005, se cuestionó si Dios realmente lo quería. “Es una gran carga que has colocado sobre mis hombros”, recordó haberle dicho a Dios.
Durante ocho años, dijo, “he tenido momentos de alegría y luz, pero también momentos que no han sido fáciles… momentos de mares turbulentos y fuertes vientos”.
Pero agregó que nunca se sintió solo y agradeció a sus cardenales y colegas por su guía y por “comprender y respetar esta importante decisión”.
Bajo un sol radiante y cielo azul, la plaza estaba abarrotada de peregrinos y curiosos. Los que no pudieron entrar escogieron lugares a lo largo del bulevar principal que lleva a la plaza para ver al papa en enormes pantallas de televisión. Se presentaron 50.000 solicitudes de boletos para la clase maestra final de Benedicto XVI, pero los medios de comunicación italianos calcularon que la cifra de gente podría ser el doble.
“Es difícil, la emoción es muy grande”, expresó Jan Marie, un romano de 53 años en su primer año de seminarista. “Vinimos a apoyar la decisión del papa”.
Con coros de “!Benedetto!” a cada momento, los ánimos eran mucho más alegres que durante el último Angelus del papa el domingo, lo que hizo recordar las alegres multitudes que con frecuencia lo acompañaron en las Jornadas Mundiales de la Juventud y otras actividades en que participó su predecesor, el papa Juan Pablo II.
Benedicto dijo que decidió retirarse después de darse cuenta de que, a los 85 años, sencillamente no tenía “la fortaleza de mente y cuerpo” para seguir adelante. El jueves por la mañana se reunirá con los cardenales por última vez, y entonces se trasladará en helicóptero a la residencia papal de Castel Gandolfo al sur de Roma.