WEST, Texas, EE.UU. (AP) — Grupos de socorristas buscaban el jueves por sobrevivientes entre los humeantes escombros de un pueblo agrícola de Texas después de una mortífera explosión en una planta de fertilizantes, examinando cautelosamente viviendas y apartamentos destruidos por si alguien hubiera quedado atrapado, mientras que la comunidad esperaba noticias sobre el número de víctimas.
Noticias iniciales señalaban que murieron unas 15 personas, pero al anochecer, las autoridades se retractaron de las cifras calculadas y se negaron a dar detalles. Más de 160 personas estaban heridas.
Una impresionante área de destrucción se extendía por varias manzanas alrededor de la planta West Fertilizer Co. situada en la pequeña comunidad de West. La explosión sacudió el suelo con la fuerza de un terremoto y destruyó docenas de casas, un complejo de viviendas y un asilo de ancianos. EL estruendo ensordecedor se pudo escuchar a decenas de kilómetros de distancia alrededor del pueblo situado a 32 kilómetros (20 millas) de Waco.
Un sargento de la policía de Waco, William Patrick Swanton, señaló que los esfuerzos de búsqueda y de rescate eran “tediosos y llevan mucho tiempo”, señalando que las cuadrillas tienen que remover los escombros antes de ingresar al lugar.
“En un momento dado, esto se convertirá en un operativo de recuperación, pero ahora seguimos en búsqueda y rescate”, agregó después.
Swanton dijo que las autoridades creen que entre cinco y 15 personas murieron a causa de la explosión, pero insistió en que es un cálculo muy preliminar.
No hay indicios que la explosión, que provocó una nube de humo en forma de hongo y dejó un cráter en el lugar, haya sido algo más que un accidente industrial, agregó.
Al parecer la explosión fue provocada por un incendio, pero aún no se ha determinado qué provocó la detonación. La empresa había sido citada por los reguladores por un problema menor de seguridad y por violaciones por más de una década.
La explosión ocurrida el miércoles por la noche provocó una lluvia de brasas ardientes y escombros sobre los aterrorizados residentes. El terreno estaba el jueves cubierto de un humo acre que se cernía sobre los escombros de destruidos edificios, muebles y pertenencias de los habitantes.
El bombero Darryl Hall no podía hablar por los sollozos cuando relató la búsqueda de víctimas.
“Uno tiene que ser fuerte porque ese es el trabajo que uno hace. Para eso estamos entrenados. Pero uno se acuerda de la tragedia y de tu familia. Y que podrías ser tú”, agregó Hall. “Entonces la historia cambia por completo”, comentó.
Mientras la comunidad atendía a sus heridos, los investigadores esperaban que se despejara el área para ingresar al lugar del accidente a fin de determinar qué la provocó la explosión entre el gran depósito de sustancias químicas volátiles.
“Está demasiado ardiente para ingresar al lugar”, indicó poco después Franceska Perot, vocera de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos, agregando que no estaba segura cuándo podrá ingresar su equipo a fin de iniciar la investigación.
Entre los muertos figura al parecer un equipo de bomberos voluntarios de entre tres y cinco integrantes y un policía que acudieron a la planta West Fertilizer Co. en respuesta a un aviso de fuego poco antes de la explosión. Una tormenta eléctrica se extendía por la zona mientras el jueves por la mañana seguían buscando a los desaparecidos.
La explosión ocurrida hacia las 8 de la noche del miércoles demolió una zona de cuatro cuadras en torno a la planta, que según el concejal Al Vanek quedó “totalmente diezmada”. Fueron destruidas de 50 a 75 casas, un complejo de apartamentos con unas 50 unidades que un policía estatal dijo quedó convertido en un “esqueleto”, una escuela secundaria y la residencia de ancianos West Rest Haven, de donde fueron desalojados 133 pacientes, algunos de ellos en silla de ruedas.
Muchos de los heridos sufrieron fracturas, cortaduras y contusiones, además de problemas respiratorios y quemaduras leves. Unas cuantas personas eran atendidas en terapia intensiva y muchos estaban heridos de gravedad.
En las horas que siguieron a la explosión, los habitantes deambulaban por las calles oscuras y ventosas en busca de refugio. Entre ellas estaba Julie Zahirniako, quien dijo que ella y su hijo, Anthony, habían estado jugando en un campo de recreo escolar cerca de la planta cuando se produjo el estallido.
Su hijo se elevó 1,2 metros (cuatro pies) y se rompió las costillas. Ella vio gente que salía corriendo de la residencia de ancianos y el techo de la escuela elevándose hacia el cielo.
“El fuego estaba tan alto”, señaló. “El ruido era fuertísimo. La tierra y todo se sacudía”.
Otros testigos dijeron que el panorama se asemejaba al atentado de 1996 en Oklahoma City. Las autoridades indicaron que la planta fabricaba materiales parecidos a los que se usaron en la elaboración de la carga explosiva que demolió el edificio federal Murrah en esa ciudad.
Aunque las autoridades dijeron que pasará algún tiempo antes de conocer el número de muertos, indicaron que los heridos sumaban más de 160 el jueves en la madrugada.
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Los periodistas de The Associated Press Schuyler Dixon y Terry Wallace en Dallas, y Betsy Blaney en Lubbock, contribuyeron a este despacho.