TORONTO (AP) — Al menos Dustin Hoffman fue honesto cuando le preguntaron por qué le tomó tanto tiempo debutar como director.
“No sé”, dijo Hoffman.
El actor de 75 años se puso del otro lado de la cámara para “Quartet”, protagonizada por Maggie Smith, Tom Courtenay, Billy Connolly y Pauline Collins como divas británicas de ópera en un asilo para músicos ancianos que dejan a un lado sus diferencias para un concierto de reunión.
“Quartet”, que se estrenó en septiembre pasado en el Festival de Cine de Toronto, llegó a unos cuantos cines el 11 de enero y tendrá un estreno más amplio el viernes.
Hoffman siempre quiso dirigir; obtuvo derechos de historias, trabajó en guiones, desarrolló proyectos. Incluso comenzó a dirigir el drama de un ex convicto de 1978 “Libertad condicional”, en el que también actuó. Hoffman seleccionó el elenco, trabajó en el guion con varios escritores y hasta entró “de incógnito en (la prisión de) San Quentin, aunque eso es otra historia”, dijo, “estuve vestido de prisionero por cinco horas antes de que me descubrieran”.
Sin duda era un proyecto que apasionó a Hoffman, pero cuando comenzó a ver fragmentos de lo filmado perdió confianza y “me despedí” como director. Hoffman recurrió a su viejo amigo Ulu Grosbard, quien lo dirigió en “¿Quién es Harry Kellerman?”, para que terminara “Straight Time”, pero terminó siendo una mala elección pues Hoffman siguió intentando codirigir y su amistad se vio afectada.
“Entre esa película y ahora, no sé. Trabajé en proyectos, desarrollé cosas y me convencí de retirarme (como director) con cualquier excusa”, dijo Hoffman en una entrevista en el festival de Toronto.
“La gente dirá: ‘Pues no te salió tan mal’, pero a todos nos gusta regresar… Debí haber hecho esto hace mucho tiempo … Debí, debí, debí. No debí ser actor. Debí haber perseverado y convertido en un pianista de jazz y trabajar hasta que fuera bueno. Eso es de lo que más me arrepiento”.
Después de “Straight Time” le tomó más de 30 años a Hoffman, ganador de dos Oscar por “Kramer vs. Kramer” y “Rain Man”, volver a intentar dirigir. Tras terminar el rodaje de la cinta romántica de 2008 “Last Chance Harvey” (“Tu última oportunidad”) en Londres, le dijo al director de cinematografía John de Borman que le informara si le llegaba algún guion interesante para él dirigirlo. Poco después Borman llamó a Hoffman para hablarle de “Quartet”, adaptada por el guionista Ronald Harwood a partir de su obra de teatro.
Hoffman lo leyó en un avión y quedó prendado. Aunque los papeles principales fueron interpretados por actores, llenó el asilo de verdaderos cantantes de ópera viejos, “gente que se había presentado en lugares como La Scala, pero que no había recibido una llamada telefónica o una visita en 20 años”, dijo.
“Son una estirpe de gente especial. Todo es exacerbado. De verdad creo que son superhumanos”, dijo Hoffman. “Son como un tipo de actores exagerados. Digo, todos somos unos bastardos fogosos, pero ellos se salen de lo normal. Y están emocionalmente disociados. ‘¿Cómo te va hoy Maurice?’, y él dice: ‘La voz no está bien’. No es mi voz, es LA voz”.
Al igual que las veteranas estrellas de la ópera, Hoffman ha descubierto que sus opciones de actuación se han reducido a medida que envejece. Comenzó a los 20 años y tuvo mucho éxito en Hollywood a los 30 con “El graduado”, a la que siguió toda una serie de papeles destacados hasta entrados sus 50 años.
Inevitablemente cayó en papeles secundarios en sus sesentas y setentas.
“Creo que por definición los papeles de reparto son bidimensionales. No les puedes poner la tercera dimensión, no tienes el tiempo en pantalla para ir a casa y ver cómo es su vida”, dijo Hoffman. “Están para apoyar personajes tridimensionales y sí creo que extraño eso, porque me acostumbré a tomarme mi tiempo para pelar esa cebolla cuando interpreté esos papeles protagónicos”.
La excepción a los papeles principales con la edad “sería las personas con pistolas. La gente con pistolas tiene una vida más larga en pantalla”, dijo Hoffman. “John Wayne perduró, Sean Connery perduró. Si eres un astro de acción la pistola es un símbolo fálico y lo último en envejecer”.