BIG BEAR LAKE, California, EE.UU. (AP) — Mientras los agentes recorrían montañas durante días, valiéndose de sabuesos y helicópteros ultramodernos, el ex policía al que pretendían localizar se escondía entre ellos en una cabaña de vacaciones frente al puesto de comando.
Fue ahí donde Christopher Dorner al parecer se refugió el jueves pasado, cuatro días después de emprender una cadena de ataques en la que murieron cuatro personas.
La búsqueda concluyó el martes cuando un hombre que las autoridades piensan era Dorner salió del escondite, se robó dos autos, se atrincheró en una cabaña vacante y montó una resistencia final en una intensa balacera en la que mató a un policía e hirió a otro antes de que el lugar fuese envuelto en llamas.
Dorner nunca salió de las ruinas. Horas más tarde un cadáver calcinado fue descubierto en el sótano de la cabaña incendiada, además de una cartera y artículos personales, incluida una licencia de conducir de California con el nombre de Christopher Dorner, dijo a The Associated Press un funcionario enterado de la investigación y que solicitó el anonimato porque la pesquisa está en marcha.
Las autoridades creen que los restos humanos corresponden al ex agente de Los Angeles, aunque no han sido identificados formalmente.
“Tenemos razones para creer que es él”, dijo la portavoz del alguacil del condado de San Bernardino, Cynthia Bachman, quien agregó que desconoce cómo se inició el incendio.
Andrew Neiman, teniente del Departamento de Policía de Los Angeles, dijo el miércoles que el departamento reanudó las operaciones normales de patrullaje.
Aproximadamente una decena de las más de 50 escoltas asignadas a familias amenazadas continúan emplazadas y permanecerán en su lugar hasta que los restos sean identificados positivamente.
“Realmente esto no es una celebración”, dijo.
Neiman no respondió a las preguntas sobre lo ocurrido en el condado de San Bernardino, e indicó que ello le corresponde a los que efectúan las pesquisas.
El funcionario indicó que los agentes del departamento de policía utilizaron el internet para seguir las conversaciones radiofónicas durante el intercambio de disparos.
“Fue horrible escuchar esa balacera y escuchar esas palabras. ‘Agente caído’ es la experiencia más desgarradora que se puede tener como policía”, agregó.
Dorner, de 33 años, afirmó en un largo mensaje que colocó en Facebook que él esperaba morir en una confrontación violenta con la policía y, si se confirma que era él quien estaba en la cabaña, eso fue justo lo que sucedió.
El aparente final se produjo muy cerca de donde desapareció su pista hace seis días cuando su camioneta incendiada — con armas de fuego y equipo para acampar adentro — fue abandonada, con un eje descompuesto, en un sendero en el Bosque Nacional de San Bernardino, cerca del centro de esquí de Big Bear Lake.
Sus huellas se alejaban de la camioneta y desaparecieron en el terreno congelado.
Sin señales de él y pocas pistas, la policía había ofrecido una recompensa de un millón de dólares para llevarlo ante la justicia y poner fin a un “régimen de terror” en el que más de 50 familias de agentes de Los Angeles que eran su blanco recibieron protección las 24 horas después de que él amenazara con hacer “la guerra” al departamento de policía, los agentes y sus familias.
Pocas horas después de que la policía anunciara el martes que había recibido más de 1.000 avisos sobre pistas sin que realmente hubiera señales de Dorner, se enteraron de que un hombre que coincidía con la descripción de él había atado a dos personas en una cabaña en Big Bear Lake, les robó el vehículo y emprendió la huida. Las autoridades no facilitaron de inmediato más detalles sobre esas personas.
Jay Hylton, propietario de un negocio local, dijo a la televisora KABC-TV que esas personas eran sus parientes —mamá e hija que trabajaban como amas de llaves— y que no estaban lesionadas.
El periódico Los Angeles Times (http://lat.ms/XKkGt8) había informado que las mujeres sorprendieron a Dorner el martes. Este las ató y huyó en una Nissan púrpura. El diario dijo que una de las sirvientas logró liberarse y llamó al teléfono de emergencias.