NUEVA YORK (AP) — Cuando un cuarto de millón de personas desfiló por las calles de Washington en agosto de 1963, sus aspiraciones eran empleos y libertad.
Hoy, en momentos en que se está congregando una multitud para conmemorar los 50 años de ese momento clave en el movimiento por los derechos civiles, a esos objetivos se les suman otros, incluso la reforma inmigratoria, que no concitaba en absoluto la atención que despierta en la actualidad.
“Ellos luchaban por la igualdad y eso es exactamente por lo que estamos luchando”, afirmó Mikhel Crichlow, de 28 años, nativo de Trinidad-Tobago que reside en Brooklyn. Crichlow dijo que se sumaba a la conmemoración.
La promoción de una amplia reforma inmigratoria fue tema reiterado entre los oradores el sábado, cuando decenas de miles de personas desfilaron hasta el Monumento a Martin Luther King.
“No tiene sentido que millones de nuestras personas estén viviendo en las sombras”, afirmó el representante demócrata John Lewis, que fue uno de los oradores en el acto de 1963. “Sáquenlos a la luz y encamínenlos en la vía a la ciudadanía”.
Los defensores de los inmigrantes llegaron de todos lados para la conmemoración. Entre ellos estuvo la organización Casa de Maryland, fundada por inmigrantes centroamericanos en el área de Washington DC en 1985. La organización vinculó el famoso discurso de King, “Yo sueño…” a las aspiraciones de los inmigrantes que residen en Estados Unidos sin autorización legal y que buscan legalizar su situación.
“Uno de los grandes motivos por los que grupos inmigrantes quisieron participar fue para explicitar esa conexión”, explicó Shola Ajayi, directora de promoción del grupo, quien dijo que Casa de Maryland movilizó a centenares de personas.
El vínculo entre el activismo por los derechos civiles y la situación inmigratoria en la nación pone de manifiesto que el cambio demográfico en Estados Unidos debe en parte su existencia al movimiento de hace décadas.
Fue la Ley de Inmigración y Nacionalización de 1965 el instrumento con que el gobierno federal alteró radicalmente la política inmigratoria, abriendo las puertas de la nación al mundo después de décadas de mantenerla cerrada a vastas regiones geográficas. Esa decisión plantó la semilla de la explosión demográfica actual, un cambio que los historiadores atribuyen en parte a las aspiraciones de cambio e igualdad suscitadas por el movimiento por los derechos civiles.
El movimiento “echó por tierra el aura de estancamiento político creado por la era de McCarthy y la Guerra Fría y permitió imaginarnos otro mundo”, afirmó Mark Naison, profesor de estudios e historia afroamericana en la Universidad Fordham en Nueva York. “Fue el movimiento por los derechos civiles el que permitió a la gente aludir a cuestiones reales en nuestras vidas cotidianas”.
La activista por los derechos de los inmigrantes Renata Teodoro, que vino de niña desde Brasil, estudió las tácticas del movimiento de derechos civiles y los incorporó a su propio activismo. La residente en Boston ha sido proponente de legalizar a los inmigrantes que, al igual que ella, fueron traídas a Estados Unidos de niños.
El movimiento por los derechos civiles, afirmó, humanizó las cuestiones sociales y, al hacerlo, “cambió la cultura, cambió muchos sentires y pareceres”.