CIUDAD DEL VATICANO (AP) — Minutos antes de dejar para siempre el papado, Benedicto XVI quiso lanzar un último mensaje de despedida al mundo. No lo hizo en su balcón de la plaza de San Pedro ni a través de una carta tradicional.
Eligió Twitter.
Las palabras del ahora papa emérito el 28 de febrero en su perfil Pontifex alcanzaron los 42.000 retuiteos, según cálculos de Gustavo Entrala, responsable de la agencia española 101.
La audiencia potencial del mensaje, rebotado a su vez en decenas de medios de comunicación, fue de miles de millones de personas.
“El efecto multiplicador que ha tenido la cuenta del papa es impresionante”, dijo Entrala en una entrevista reciente con The Associated Press.
Entrala y 101 asesoran al Vaticano acerca de cómo adaptar la Iglesia Católica a la era digital. Su colaboración comenzó en febrero del 2010 de la manera más sorprendente.
Después de leer unas palabras de Benedicto XVI sobre la importancia de internet y su uso responsable, Entrala envió una carta a Roma como quien lanza una moneda al aire.
Cuatro meses después, el portavoz del Vaticano Federico Lombardi se puso en contacto con ellos. Se organizaron unas jornadas sobre redes sociales, en las que participaron decenas de sacerdotes y funcionarios del Vaticano.
Las conferencias concluyeron que era necesario abrir una ventana a esa realidad virtual.
“Pensábamos que nos íbamos a encontrar personas de avanzada edad con poco uso de la tecnología”, señaló. “Pero nos encontramos gente con muchas ganas de hacer cosas, que hasta entonces no habían encontrado el eco interno para poderlas desarrollar”.
De la mano del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, Entrala y su empresa pusieron en marcha el sitio de actualidad News.va y dieron forma a iniciativas como “The Pope App” —una aplicación gratuita disponible para iPhone y Android que permite seguir en directo la última hora del Vaticano— y la cuenta de Twitter Pontifex.
Entrala fue testigo directo, junto al núcleo de colaboradores más cercano al papa, del primer tuit de un pontífice en 2.000 años de historia. Fue el 28 de junio del 2011. Con un iPad, Benedicto XVI escribió en el perfil genérico abierto en Twitter para promocionar News.va, que funciona como un agregador de noticias relacionadas con la Santa Sede.
“Me ha costado más convencer algunos clientes de marcas de consumo que al papa”, explicó Entrala. “Puedo asegurar que Benedicto XVI fue un papa que estaba muy abierto a las redes sociales”.
La imagen de la Iglesia Católica en internet ha cambiado con Benedicto XVI. Combina el clásico de su sitio oficial (www.vatican.va) de fondo oscuro, tipo pergamino, que recuerda a páginas en línea de hace 15 años; con el diseño más fresco y renovado de su sitio de información News.va y la apuesta por las redes sociales.
Incluso en las reuniones previas al cónclave del martes, muchos de los cardenales que elegirán al papa en las votaciones de la Capilla Sixtina comunicaron sus impresiones a través de Twitter.
Nueve de los 115 cardenales electores usan regularmente Twitter. Aunque el Vaticano ya precisó que, tal y como establecen las normas, no podrán comunicar a través de las redes sociales lo que ocurre en el interior de la Capilla Sixtina.
“La comunicación de la Iglesia siempre se ha hecho a través de las parroquias, pero las redes sociales pueden ser una vía para empezar a darse a conocer en otro tipo de segmentos a los que no tienen acceso”, explicó Mariló Reina, profesora de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad UNED y especialista en marketing 2.0.
“Especialmente, entre la gente joven”, añadió.
Tras el éxito del primer tuit, se creó el perfil del papa Pontifex, cuyo primer mensaje fue enviado el 12 de diciembre del 2012.
El nombre genérico de Pontifex, que suma 3 millones de seguidores en total, fue elegido para que cualquier papa pueda utilizar la cuenta si así lo desea. Desde diciembre hasta su salida el 28 de febrero, Benedicto XVI escribió 39 mensajes que fueron publicados en ocho idiomas diferentes. Algunos menos en la cuenta en latín, que se abrió más tarde.
Muchos de ellos fueron escritos por el propio papa de su puño y letra. Otros fueron extraídos de sus discursos y reflexiones. Pero el pontífice revisó todos personalmente.
Según Entrala, ha sido un trabajo particularmente intenso con el papa, poco acostumbrado al uso de ordenador y nuevas herramientas de comunicación.
“No sé si esos mensajes los escribió con pluma o le pasaron una tableta, aunque yo recuerdo que le costaba bastante manejar el ordenador y nuevos dispositivos táctiles tipo iPad”, relató. “Pero hemos encontrado tanto en el papa como en su equipo una disposición súper abierta a estos cambios”, añadió.
Los mensajes se borraron para que el próximo papa disponga de la cuenta si lo estima oportuno. Aunque el contenido de sus 39 tuits estará disponible en los archivos sobre Benedicto XVI.
Entrala no quiso revelar los términos económicos de su contrato con el Vaticano, aunque precisó que las condiciones son similares a las de cualquier cliente con el que trabajan.
La mayoría de expertos asegura que lo más probable es que el nuevo papa mantenga Twitter, porque sería contraproducente cerrar esa puerta.
Según Reina, cualquier empresa que usa estas nuevas herramientas de la comunicación busca dos objetivos: cambiar su imagen y captar nuevos clientes.
“Creo que el objetivo fundamental en este caso es romper con esa imagen que tiene de institución antigua y dar a conocer de alguna manera la Iglesia del siglo XXI”, comentó. “En cuanto a sumar nuevos fieles, entiendo que evangelizar se evangeliza de otra manera, pero quizá se abre una pequeña vía”.
“De momento, han conseguido que los medios de comunicación hablen de ello”, concluyó.