MADRID (AP) — Sara Montiel se despidió como una estrella. El coche fúnebre con los restos mortales de la gran diva del cine español recorrió el martes el centro de Madrid durante más de una hora entre aplausos y muestras de cariño de centenares de personas. Montiel falleció el lunes a los 85 años.
Después de ser velada en la intimidad por familiares y allegados, el cortejo fúnebre de Montiel partió a primera hora de la mañana hacia el centro de la capital española.
El momento más emotivo ocurrió en la plaza de Callao. El coche con el féretro de la actriz y una gran foto de su época de juventud dio una vuelta a la abarrotada plaza, en la que admiradores aplaudían y lanzaban flores rojas.
En ese momento, la pantalla gigante de Callao, utilizada habitualmente con fines publicitarios, proyectaba a modo de homenaje “La Violetera”, una de sus películas más célebres.
Tras circular por algunas de las principales arterias de Madrid, Montiel fue enterrada en el cementerio de San Justo.
La alcaldesa madrileña Ana Botella anunció que dará el nombre de Sara Montiel a una calle de la ciudad.
Actriz y cantante de talla internacional, Montiel fue un ícono de belleza para toda una generación y un mito del cine en países como México y España. Protagonizó más de medio centenar de películas, fue la primera actriz española que triunfó en Hollywood, tuvo una agitada vida amorosa y se hizo famosa por fumar puros en el escenario cuando cantaba.
Nacida el 10 de marzo de 1928 en el municipio de Campo de Criptana, en la región central de La Mancha, María Antonia Abad Fernández, su nombre de pila, fue hija de un agricultor y una vendedora de productos de belleza a domicilio.
Después de iniciar su carrera interpretativa en México y España, Montiel dio el salto a Hollywood, donde participó en el western “Vera Cruz” junto a Gary Cooper y Burt Lancaster.
Posteriormente actuó en “Serenade” (1955) con Mario Lanza, bajo la dirección de Anthony Mann, quien llegó a ser el primero de sus cuatro maridos.
Regresó a España y saltó definitivamente al estrellato con “El último cuplé” y “La Violetera”, dos de las cintas más taquilleras de la historia del cine español.
Tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975, aparcó el cine y se volcó en su faceta musical, protagonizando espectáculos de variedades en teatros y televisión. Su tono de voz baja y muy grave revitalizó el cuplé.
Una de sus señas de identidad era la de fumar puros en el escenario, un hábito que en aquel entonces parecía reservado sólo a los hombres. Montiel contó que fue el escritor Ernest Hemingway quien le enseñó a fumar.
Estuvo casada cuatro veces y se le atribuyeron numerosos romances con personajes como el propio Hemingway.