WASHINGTON (AP) — El presidente Barack Obama tiene sus prioridades internas en mente al viajar el jueves a México, donde necesita una economía en crecimiento y a un presidente mexicano dispuesto a ayudarle a mejorar la seguridad fronteriza si desea lograr la reestructuración de las leyes que regulan la inmigración en Estados Unidos.
Obama volaba a la Ciudad de México en las próximas horas para reunirse con el presidente Enrique Peña Nieto, ansioso de promover el éxito económico del país vecino y su posición como el segundo mayor mercado para las exportaciones de bienes y servicios estadounidenses. Los mexicanos estarán muy atentos a las palabras de Obama, pero éste también tiene en mente una audiencia importante en Estados Unidos.
Aunque el papel desempeñado por los votantes hispanos en los comicios presidenciales estadounidenses del año pasado recibe mucho crédito por el actual impulso hacia una modificación en las leyes que regulan la inmigración —lo que proporcionaría una ruta a la ciudadanía para 11 millones de inmigrantes no autorizados que se encuentran en Estados Unidos_, otra razón para el cambio en las actitudes es que el fortalecimiento de la seguridad en la frontera y la recesión han desalentado a la gente a intentar introducirse a territorio estadounidense, lo cual ha derivado en una disminución de la inmigración no autorizada.
“Todos los planes para regular la inmigración que han sido contemplados se enfocan en asegurar la frontera como una prioridad esencial y punto de partida para una reforma migratoria”, dijo Ben Rhodes, un asesor de seguridad nacional de Obama.
E incluso mejor que una frontera bien defendida es una economía sólida que evite que la gente se vaya.
“Si la economía mexicana crece, ello evita que la gente tenga que migrar a Estados Unidos para encontrar trabajo”, agregó Rhodes.