NUEVA YORK (AP) — Pelé tiene un secreto que contar. De joven, la leyenda brasileña, el hombre de los tres mundiales y más de mil goles, detestaba el apodo con el que es conocido en cada rincón del planeta.
“Muy poca gente lo sabe, pero cuando era joven odiaba que me dijeran Pelé”, reveló el ex delantero de Santos y la selección brasileña en una entrevista con The Associated Press. “Mi padre me puso Edson por (el inventor) Thomas Edison. Yo estaba muy orgulloso, y no me gustó cuando me empezaron a decir Pelé”.
En su casa, Pelé es Edson, y, para sus más allegados, Dico, un diminutivo por el que todavía lo llaman sus hermanos.
Pelé tiene otra confesión que hacer, y se trata de una espina clavada desde hace más de medio siglo. “O Rei”, al igual que millones de brasileños, todavía no supera lo que sucedió un 16 de julio de 1950 en el estadio Maracaná de Río de Janeiro.
Se trata, por supuesto, del Maracanazo, el día que Uruguay aturdió a un país entero al vencer 2-1 a la Verdeamarela para conquistar su segunda Copa del Mundo. Pelé era apenas un niño de nueve años, pero recuerda vívidamente escuchar la transmisión del partido por la radio, junto con su padre y amigos. Y, sobre todo, jamás olvidará lo que pasó después del silbatazo final.
Silencio total.
“Le pregunté a mi papá, ¿qué pasó? Y me respondió, ‘Brasil perdió’. Esa fue mi primera experiencia (con un Mundial)”, relató.
Por eso, para Pelé, el Mundial de este año en Brasil es la oportunidad perfecta para saldar cuentas con la Celeste. Una cuenta con 64 años de intereses acumulados, que pesa más que una posible final ante Argentina, generalmente considerado el gran rival futbolístico de Brasil.
“Toda la gente, mis amigos de Brasil, los otros jugadores que estaban en la selección, ellos prefieren que tengamos una final Brasil y Uruguay”, comentó el ex futbolista, hoy dedicado a promocionar numerosas marcas comerciales y que acaba de publicar el libro “Por qué el fútbol importa”.
“Es la oportunidad de la revancha. Eso es lo que la mayoría de los brasileños quiere”.
Impecable, vestido con chaqueta a cuadros, con cadena y crucifijo de oro relucientes en el pecho encima de una camiseta negra, Pelé no parece tener 73 años. Un fuerte apretón de manos revela el vigor de un hombre que dedicó buena parte de su vida a la práctica deportiva al más alto nivel.
Una leve cojera delata su edad y los efectos de incontables golpes durante más de dos décadas en las canchas de fútbol con Santos (1956-74), Cosmos (1975-77) y la selección de Brasil, con la que ganó los mundiales de 1958, 1962 y 1970.
Pelé cree que, en el fútbol actual, podría jugar incluso mejor que en su era —”ahora sería fácil, en mi época no había tarjeta amarilla, tarjeta roja”, sonríe— y, sin duda, a la selección brasileña le vendría bien un goleador de su capacidad para acompañar a Neymar, la estrella de 22 años del Barcelona sobre la que recaen las esperanzas mundialistas de Brasil.
Pelé consideró que Neymar atraviesa una situación diferente a la suya cuando disputó su primer Mundial. En 1958, un Pelé de 17 años llegó al campeonato en Suecia como uno más de un plantel en el que brillaban veteranos como Garrincha, Dida, Vava y Djalma Santos.
Neymar, en cambio, es el eje de esta selección.
“Es su primer Mundial con Brasil, eso siempre es una presión muy grande”, apuntó. “Fue muy bueno que estos últimos seis, ocho meses haya ido al Barcelona. Ahí jugando en Europa, en un fútbol un poco más difícil, tuvo más experiencia, para cuando volviera a la selección de Brasil ya está más maduro para el Mundial”.
Al ex “10” le preocupa que Brasil no tenga un gran centrodelantero para acompañar a Neymar. Alguien como Ronaldo, Romario, Vava y otros de los famosos goleadores en la historia de la selección.
Bueno, en realidad, Brasil sí tiene un delantero con esas características. Se llama Diego Costa, es el segundo máximo artillero de la liga española con el Atlético de Madrid… y juega para España.
Pelé cree que la selección brasileña se equivocó al no tener en cuenta antes a Diego Costa, y dejar que los campeones mundiales lo reclutaran para la Roja.
“Creo que por todo lo que Diego Costa está haciendo en Europa estos dos años, es un jugador muy importante para Brasil”, señaló. “En toda la historia del futbol brasileño, Brasil siempre tuvo gran ataque, con grandes jugadores al frente… los atacantes de Brasil siempre fueron fuertes, esta es la primera vez que Brasil tiene problemas de ataque y tiene mejores defensores”.
“Diego Costa hubiese sido una solución para esto”, enfatizó.
Por ahora, el país anfitrión tiene situaciones más apremiantes por las que preocuparse, principalmente terminar cuatro estadios que albergarán partidos del torneo y que, a menos de dos meses y medio que ruede la pelota, siguen en diversas etapas de construcción.
La situación más preocupante es el estadio Itaquerao de Sao Paulo, sede del partido inaugural del 12 de junio entre Brasil y Croacia. Un accidente en noviembre, que mató a dos obreros, retrasó bastante las obras, y otro la semana pasada provocó una suspensión temporal que podría afectar aún más el cronograma. La FIFA espera recibir la instalación en mayo, a meras semanas del encuentro.
“Es algo que nos preocupa mucho a todos los que amamos el fútbol y a los brasileños”, admitió Pelé. “Quisiéramos que a dos meses de la Copa del Mundo todo estuviera listo y organizado. Desafortunadamente, tenemos algunos problemas”.
A pesar de esos contratiempos, Pelé se muestra optimista de que el primer Mundial en Brasil desde aquel de 1950 será todo un éxito, una fiesta del fútbol en un país donde este deporte es una forma de vida.
Y quiere que todos sean partícipes de esa celebración.
“¿Nos vemos en Brasil, o no?”, pregunta Edson, o Dico, con una gran sonrisa al concluir la entrevista. Algunos empleados de la AP que se enteraron de su presencia en el edificio aguardan afuera del salón, con la esperanzas de saludarlo y tomarse una foto con el gran Pelé.
La respuesta es en la afirmativa.
“Te veo en la final”, remata el gran goleador.
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Ricardo Zúñiga está en Twitter como https://twitter.com/Ricardo_Zuniga