NUEVA YORK (AP) — Los Globos de Oro son simplemente estrafalarios y a la gente parece gustarle eso.
Este año, los espectadores tuvieron una dosis generosa de alteración emocional cortesía de Jodie Foster, quien recibió el premio Cecil B. DeMille por su trayectoria.
Con su confesión confusa y con sobresaltos que dejó a algunos en el público llorando pero a muchos más sin comprender lo que pasó, Foster aprovechó la oportunidad para (entre otras cosas) revelar su homosexualidad, o quizá no (“estoy soltera”, dijo tras engañar al público con lo que parecía iba a ser su declaración como gay); también anunció su retiro de la actuación y de la farándula, o no; y le dijo al mundo que hay que dejar de hurgar en los detalles de su vida más allá de lo que está dispuesta a revelar a través de su arte.
“Me han dicho que toda celebridad debe revelar los detalles de su vida privada con una conferencia de prensa, un perfume y un reality show”, dijo. “Privacidad: Un día en el futuro la gente recordará lo hermosa que era”.
La presentación de Foster fue la más sorprendente de la noche y seguramente dará de qué hablar en los próximos días.
Pero si los Globos de Oro de este año no parecieron lógicos, sólo una participante o más bien dos, fueron totalmente coherentes, las presentadoras Amy Poehler y Tina Fey.
Eran rivales en la categoría de mejor actriz en una comedia o musical, pero ambas perdieron ante Lena Dunham, de “Girls”; sin embargo, podrían ser consideradas las ganadoras de la noche.
Como compañeras de “Saturday Night Live” y viejas amigas, son la dupla de comedia perfecta: Fey, un poco más cautelosa y neurótica, y Poehler, un poco más despistada e inocente. Ambas brillantes y seguras.
Incluso tomaron con humor lo que podría haber sido el momento más solemne de la noche, la participación sorpresa del ex presidente Bill Clinton para presentar la película nominada “Lincoln”.
“¡Guau!, eso fue emocionante”, dijo sorprendida Poehler. “¡Ese fue el esposo de Hillary Clinton!”
También hicieron reír a todos cuando recordaron al controvertido presentador anterior Ricky Gervais.
“Queremos asegurarles que no tenemos intensión de ser atrevidas u ofensivas esta noche”, dijo Poehler, “porque Ricky lo aprendió a las malas, cuando te burlas de la Asociación de Prensa Extranjera te hacen que presentes esta ceremonia dos veces más”.
A diferencia de Gervais, quien a juicio de algunos observadores se había pasado de la raya cuando fue presentador, el dúo Poehler-Fey fue encantador y a la vez atrevido.
Al presentar a la directora nominada a los Globos de Oro Kathryn Bigelow, cuya cinta “Zero Dark Thirty” incluye escenas violentas de tortura, Poehler hizo reír a todos al reconocer que no había estado tan al tanto sobre el escándalo de la película, “pero cuando se trata de tortura, confío en la mujer que estuvo casada tres años con (el director) James Cameron”.
Fey dijo que Ben Affleck, quién ganaría después el premio al mejor director, había filmado sus dos películas anteriores en Boston, pero “pasó esta (‘Argo’) a Irán, porque quería filmar en un lugar que fuera más amigable para los extranjeros”.
Fey también se sentó en una mesa disfrazada mientras se le incluyó en algunas categorías de nominados.
Con una peluca despeinada y un bigote fue identificada entre los postulados a mejor actor en una película de televisión o miniserie como el voleibolista profesional Damian Franciso en la cinta “Dog President”. Damian Franciso no ganó nada, sólo se llevó risas.
La ceremonia no fue tan estridente como antes, pero tampoco fue tan refinada como “Downton Abbey”. En general Fey y Poehler cumplieron su promesa y lograron entretener y ser graciosas de una manera que los Oscar podrían envidiar. Una hazaña como esa podría hacer que las dos presentaran la ceremonia por lo menos dos veces más.